La propuesta de jornada de 40 horas, alineada con la OIT, podría elevar la productividad en México.
La IA es clave en esta transición, particularmente los agentes de inteligencia artificial quienes se presentan como la solución estratégica para que las empresas mantengan su productividad.
Esta tecnología no sustituye empleados, sino que potencia su eficiencia, automatiza procesos rutinarios y optimiza operaciones, permitiendo a los empleados enfocarse en actividades de mayor valor durante jornadas más cortas, pero significativamente más productivas.
La transición hacia 40 horas semanales que se implementará gradualmente en México hasta consolidarse en 2030 planteaba muchos desafíos, pero uno preocupaba particularmente al sector empresarial: ¿cómo mantener o incrementar la productividad con 16,7% menos tiempo laboral semanal?
Esta preocupación condujo a los negocios a encontrar formas de hacer más con menos, especialmente cuando las alternativas tradicionales como pagar horas extras o contratar más personal representaban incrementos de costos de 22 a 38%, según un estudio de Adecco Group.
Los agentes de inteligencia artificial se posicionaban como una solución estratégica para enfrentar este desafío y así facilitar la transición, ofreciendo capacidades de automatización y optimización que podían transformar radicalmente la manera en que las empresas gestionaban los tiempos laborales.
Como prueba de ello estaba el caso de Chile, donde se implementaba la misma reforma laboral de manera gradual desde abril de 2024 al año 2028.
Ante esta medida, el sector empresarial chileno decidió apostar por soluciones de inteligencia artificial, alcanzando hasta 8% del presupuesto anual en sectores como el retail.
Como consecuencia, la productividad de esos negocios se incrementó hasta 15%, según un estudio de ABAC Chile, demostrando el potencial transformador de estas tecnologías.
Automatización inteligente de procesos repetitivos
El primer y más inmediato impacto de los agentes de IA estaba en su capacidad para automatizar procesos repetitivos que tradicionalmente consumían muchas horas valiosas del personal.
Por ejemplo, en los departamentos de Recursos Humanos, en los que se invertían varias horas semanales procesando nóminas manualmente, los agentes especializados completaban el mismo trabajo en minutos.
Esto liberaba tiempo clave para actividades estratégicas como desarrollo de talento y cultura organizacional.
En finanzas, la productividad del personal también se impulsaba al liberarlos de operaciones como las conciliaciones bancarias que consumían jornadas enteras, permitiendo anticipar oportunidades de optimización financiera.
Ante este marco regulatorio que estaba por implementarse en el país, los equipos de ventas y atención al cliente enfrentaban desafíos únicos, ya que estos roles dependían directamente de la interacción humana y la disponibilidad para los clientes.
Sin embargo, los agentes de IA implicaban una oportunidad para maximizar la efectividad de estos equipos al lograr mayores niveles de personalización a través de mensajes basados en el perfil específico de cada cliente.
Esto aumentaba significativamente las tasas de respuesta positiva.
Asimismo, los agentes de IA podían gestionar múltiples canales de comunicación simultáneamente, dirigiendo automáticamente las consultas más complejas a asesores humanos mientras resolvían de manera independiente las consultas rutinarias.
Redefiniendo el trabajo, no reemplazándolo
La transición hacia las 40 horas laborales en México presentaba una oportunidad única para disipar muchos de los temores respecto a la implementación de IA y el desplazamiento masivo de empleos.
En realidad, este panorama presentaba un escenario diferente: los agentes de IA no venían a sustituir la fuerza laboral, sino a impulsarla y liberarla de limitaciones históricas, permitiendo que las y los trabajadores mexicanos alcanzaran un mejor balance entre vida personal y profesional.
En lugar de competir con las personas, estos sistemas actuaban como extensiones digitales de la inteligencia humana, procesando información a mayor velocidad y eliminando la fatiga cognitiva asociada con tareas repetitivas.
Para el ecosistema empresarial mexicano, la reducción de horas laborales impulsaba una transformación que se traducía en una oportunidad para posicionarse como líder en la colaboración humano-IA.
Esto implicaba beneficios que trascendían las métricas profesionales tradicionales, generando mejoras en el bienestar personal y social, reduciendo el estrés laboral, aumentando el tiempo para descanso y recuperación, y disminuyendo la cantidad de tareas frustrantes y repetitivas.
Para las empresas mexicanas, la implementación gradual hasta 2030 de una jornada de 40 horas ofrecía una ventana de oportunidad única para adoptar estas tecnologías de manera planificada y estratégica.
Quienes comenzaran con este proceso de transformación digital se convertirían en líderes de industria y serían ejemplo de éxito al aprovechar el potencial de los agentes de IA, no como gasto adicional, sino como inversión estratégica en el futuro de la productividad empresarial.