domingo, octubre 5, 2025

¿Qué deben hacer las marcas con sus redes sociales en época de elecciones presidenciales?

En tiempos electorales, las redes sociales se vuelven un terreno sensible y cargado de emociones. Las marcas deben ajustar su comunicación con empatía, prudencia y estrategia para cuidar su reputación.

En un año electoral, las redes sociales se transformaron en un espacio especialmente sensible, polarizado y cargado de emociones.

Las marcas, lejos de permanecer al margen, compartieron ese mismo ecosistema con sus audiencias y, por lo tanto, no pudieron actuar como si nada ocurriera.

En este contexto, definir una estrategia clara no fue solo una decisión de marketing, sino un acto de responsabilidad corporativa.

Lo primero que debieron hacer las marcas fue ajustar el ritmo y el tono de su presencia digital.

Escuchar más que hablar se volvió una práctica esencial. En lugar de insistir con mensajes prefabricados, convino observar qué preocupaba a la comunidad, cómo fluctuaba el estado de ánimo colectivo y qué tipo de conversación predominaba.

Fue un momento donde la empatía y la inteligencia emocional guiaron cualquier decisión comunicacional.

Muchas veces, lo que funcionaba en un calendario editorial habitual pudo resultar inoportuno durante una campaña presidencial.

Revisar la grilla de contenidos, pausar publicaciones automatizadas y evitar aquellos mensajes que pudieran prestarse a interpretaciones políticas, aunque no hubieran sido creados con esa intención, fue una muestra de sensibilidad y cuidado.

El lenguaje importó más que nunca. En tiempos de tensión política, las palabras tuvieron una carga inesperada.

Las marcas debieron evitar la ironía, los dobles sentidos y todo aquello que pudiera ser leído como una posición encubierta. Incluso la neutralidad requirió una estrategia clara: no tomar postura no significó ser indiferente, sino ser prudente.

Por otro lado, fue tentador para algunas marcas subirse a la conversación política buscando visibilidad.

Sin embargo, si no hubo un propósito claro o una conexión real con los valores de la marca, ese movimiento pudo ser percibido como oportunista. Y el oportunismo, en redes sociales, solió pagarse caro.

Las marcas que decidieron expresarse debieron hacerlo desde la autenticidad, con coherencia y con un compromiso genuino.

Incluso con todas las precauciones, el riesgo de crisis existió. Un mal comentario, una interpretación forzada o un mensaje sacado de contexto pudo escalar rápidamente.

Por eso, fue indispensable contar con un protocolo de gestión de crisis digital activo, equipos preparados y líneas de respuesta claras que ayudaran a mitigar el impacto sin perder la credibilidad.

En lugar de competir con la sobrecarga informativa propia de las elecciones, muchas marcas encontraron valor en ofrecer contenidos útiles que generaran alivio o inspiración: bienestar, educación financiera, cultura, herramientas prácticas.

Esta estrategia no solo mantuvo la relevancia, sino que también aportó a un entorno más equilibrado.

Las elecciones no fueron un llamado al silencio absoluto, pero sí a la pausa estratégica.

Las marcas que lograron atravesar este período con sensibilidad, inteligencia y coherencia no solo cuidaron su reputación: fortalecieron su relación con las personas.

Porque en redes sociales, tan importante como lo que se dice, fue cómo, cuándo y desde dónde se eligió decirlo.

Mackarena Gallardo
Mackarena Gallardo
Directora comercial de Rompecabeza Digital.
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