Los bancos más importantes del mundo están avanzando en la adopción de la IA Generativa por el valor que ofrece para sus operaciones. Este despliegue impacta en el servicio al cliente, el análisis de datos y la eficiencia de los procesos internos.
Sin embargo, la verdadera diferencia no la marcará quién adopte primero la tecnología. El éxito dependerá de quién lo haga con una estrategia clara, responsable y enfocada en las personas.
La experiencia de los líderes permite identificar cuatro claves esenciales para avanzar con impacto real.
La primera es democratizar el acceso a la tecnología. Las herramientas no pueden quedar restringidas a los equipos tecnológicos; deben ser simples, accesibles y de bajo costo.
Algunos bancos ya negocian con proveedores para pagar solo por uso, lo que reduce barreras de entrada.
Además, el enfoque “gatear, caminar, correr” permite avanzar desde pilotos acotados hacia el escalamiento progresivo. Esto evita asumir riesgos innecesarios.
A esto se suma la importancia de diseñar plataformas flexibles, capaces de combinar distintos modelos según cada necesidad de negocio.
La segunda clave es la cultura organizacional. La IA Generativa no se adopta solo con tecnología, sino con el compromiso de las personas.
Muchas instituciones están organizando jornadas internas e incluso vinculando estas iniciativas a las evaluaciones de desempeño.
El mensaje es claro: la innovación es una oportunidad de crecimiento, no una amenaza laboral. Cuando los colaboradores entienden que la tecnología viene a apoyar su trabajo y no a reemplazarlos, la adopción se acelera significativamente.
El tercer pilar es el control y el monitoreo responsable. Los controles no deben frenar la innovación, sino permitir que se despliegue de forma segura. Es clave contar con procesos formales de registro de modelos y aprobaciones rápidas para aplicaciones de bajo riesgo.
Finalmente, la tecnología debe enfocarse en eliminar el “trabajo sin sentido”. Automatizar tareas repetitivas libera tiempo para que los equipos se concentren en el análisis, la creatividad y la relación con los clientes.
Este cambio de mentalidad transforma el empleo bancario tradicional.
