La evidencia es contundente. Según la OMS, el burnout ya es un fenómeno laboral que impacta directamente la productividad y la salud mental.
A su vez, estudios de Gallup muestran que los equipos que se sienten escuchados por sus líderes presentan mayor compromiso y menor rotación. No es casualidad: escuchar no es un gesto blando, es una decisión estratégica.
La primera línea de liderazgo cumple un rol crítico. No solo gestiona resultados, también modela el clima emocional desde el cual las personas trabajan.
Cuando un líder escucha ideas, inquietudes y problemas, se construyen espacios psicológicamente seguros. Cuando no lo hace, el silencio, el desgaste y la desmotivación terminan afectando al negocio.
El filósofo surcoreano Byung-Chul Han advierte que vivimos en una sociedad del cansancio, donde la presión constante agota a las personas. En este contexto, propone líderes disponibles, con agendas abiertas a la escucha.
En coaching lo sabemos bien: la práctica básica no es hablar, es escuchar. Ahí comienzan las conversaciones que transforman equipos y mejoran la convivencia.
A fin de año, esta práctica se vuelve impostergable. El feedback bien entregado ordena, cuida el entorno y protege la salud mental de los colaboradores.
Si queremos menos agotamiento, más foco y un 2026 con mayor energía, la invitación es clara: no te saltes la escucha. Hazla parte consciente de tu gestión diaria.
En la escucha comienzan las conversaciones que realmente transforman a los equipos de trabajo.
