viernes, octubre 31, 2025

Estrategias empresariales para mitigar el burnout de fin de año

El burnout de fin de año afecta tanto a empleados como a empresas; especialistas recomiendan planificación, flexibilidad y autocuidado para mitigar sus efectos.

Cuando el calendario se acerca a diciembre vuelve la presumible alegre espera de los últimos días del año con algunas celebraciones.

Gerencias que organizan comidas, grupos de WhatsApp de equipos que cierran horarios para “la cena de fin de año”, y los almuerzos con compañeros que, alguna vez, fueron excusa para relajar la agenda.

Pero en las últimas temporadas ese guión agregó un personaje inesperado: el burnout. Nadie lo invitó, nadie lo planeó, sin embargo, aparece en la mesa, con voz baja y mirada exhausta.

El fenómeno se puede observar en una oficina cualquiera, con una escena cada vez más frecuente: risas a medias, brindis que se cortan por la consulta de un mail urgente, conversaciones que empiezan con “¿te acordás del cierre?” y terminan en confesiones sobre la falta de sueño.

Esa mezcla de celebración y tensión no es anecdótica: un estudio de Trendsity detectó que el 81% de los argentinos decía sentirse víctima del overworking, y que un 35% de los jóvenes entre 18 y 25 años reportaba cargas laborales excesivas; además, la consultora advirtió que la “desconexión digital” se había vuelto, en la práctica, casi un mito: “La presión por estar siempre disponibles quema a los equipos,” dijo Mariela Mociulsky, fundadora y CEO de la consultora de tendencias.

El final del año suele concentrar múltiples fuentes de tensión: agendas saturadas de reuniones y compromisos, la exigencia de cumplir con metas, la carga de balances personales y profesionales, al mismo tiempo que se intensifican las actividades escolares y familiares. A todo esto, se suma un clima de incertidumbre económica que potencia aún más ese nivel de estrés”, agregó Mociulsky.

Bienestar y flexibilidad: la respuesta de las empresas al agotamiento

El fenómeno del burnout no es solo un dato en las encuestas: también es una preocupación en las agendas corporativas. En ese terreno, distintos actores del ecosistema laboral vienen ensayando respuestas que van desde la salud organizacional hasta los beneficios flexibles.

Algunas empresas, por ejemplo, proponen semanas de cuatro días sin recorte salarial y reportaron no sólo mejoría en la salud y el bienestar, sino una reorganización productiva que eliminó reuniones innecesarias y ayudó a priorizar tareas esenciales.

Aportar a una cultura organizacional donde los equipos estén cuidados, también mejora la productividad y la atracción de talento”, confirmó Ariel Dosoretz, cofundador de Briut Salud, una plataforma de salud integral que combina teleconsultas médicas, programas preventivos y terapias complementarias, con foco en empresas que buscan ofrecer beneficios tangibles.

En la misma dirección, Naaloo plantea que la flexibilidad es un recurso estratégico frente al agotamiento. “La flexibilidad no es un privilegio, sino una estrategia. El 94% de los trabajadores argentinos sufre estrés laboral crónico; adaptar horarios según necesidades personales reduce la ansiedad,” afirmó Francisco Costa, fundador y CEO de la firma.

El rol de los profesionales de recursos humanos aparece como pieza clave. “En diciembre se combinan la presión por cumplir objetivos y la sobrecarga de compromisos personales. Desde las áreas de capital humano se debe anticipar ese escenario y acompañar con políticas que ayuden a equilibrar las exigencias,” explicó Cecilia Russo, fundadora de Cecilia Russo Equipo + Humano, especialista en gestión de capital humano.

A esa visión se agrega Victoria Blazevic, coach especializada en desarrollo personal y profesional. “El cierre del año nos enfrenta al riesgo de automatizar las exigencias y olvidar lo esencial: conectar con el sentido de lo que hacemos. Cuando eso se pierde, el burnout se vuelve casi inevitable,” señaló.

El estrés de fin de año no es solo una sensación extendida: es un fenómeno documentado por estadísticas y confirmado por la experiencia de empresas y trabajadores.

Los especialistas coinciden en que las organizaciones tienen margen para actuar. La primera clave es priorizar la planificación: “Anticipar cierres de proyectos y ordenar los plazos evita la acumulación de tareas en las últimas semanas de diciembre. También resulta fundamental habilitar espacios de flexibilidad, ya sea mediante horarios adaptables, licencias especiales o la posibilidad de teletrabajo parcial,” apuntó Russo.

Otro punto es la promoción del autocuidado. “El descanso debe dejar de verse como un premio y pasar a ser reconocido como parte del trabajo,” sumó Costa.

Blazevic subrayó el valor del descanso como práctica de liderazgo: “El descanso consciente es una decisión de liderazgo. No se trata solo de pausar, sino de elegir cómo queremos volver a empezar. Esa práctica, en diciembre, puede marcar la diferencia entre cerrar un ciclo agotados o cerrarlo fortalecidos.”

A nivel cultural, las empresas que avanzan más rápido son aquellas que logran instalar la conversación sobre el burnout en la agenda de líderes y mandos medios.

El desafío es que estas medidas no se apliquen únicamente como reacción a diciembre. La prevención requiere continuidad durante todo el año. Los datos muestran que 6 de cada 10 trabajadores ya sienten la presión del fin de ciclo, funcionando como un llamado de atención sobre la organización anual.

Qué es el burnout: algo más que cansancio

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al burnout como “el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito.”

No se limita al cansancio, sino que combina agotamiento físico y emocional, distanciamiento respecto de la tarea y caída en la eficacia profesional.

Entre las señales de alerta más habituales se destacan fatiga persistente, dificultades para dormir, irritabilidad y aumento del ausentismo.

La American Heart Association alertó que en diciembre se registran picos de ansiedad y tensión que repercuten en la salud cardiovascular, potenciando el burnout y aumentando consultas médicas y licencias por enfermedad.

En Argentina, una encuesta de Bumeran reflejó que el porcentaje de trabajadores que decía sufrir burnout escaló del 81% en 2021 al 94% en 2023.

Más de la mitad aseguró que sus empresas no implementaban medidas para combatirlo, mientras que solo un 28% ofrecía ayuda emocional.

El costo también se mide en productividad. Datos de Gallup mostraron que las compañías que invierten en bienestar alcanzan hasta un 89% más de retención de empleados.

“Las empresas están encontrando en el bienestar una forma de diferenciarse. No se trata solo de ofrecer un beneficio más, sino de demostrar que realmente les importa la calidad de vida de sus colaboradores. Y esto, más allá de ser un gesto noble, tiene un impacto tangible en la cultura organizacional,” resaltó Dosoretz.

Blazevic concluyó: “El fin de año no debería ser un sprint final, sino un momento para revisar aprendizajes. Si lo vivimos como una carrera contra el reloj, los equipos se quiebran; si lo entendemos como una pausa para dar sentido, los equipos crecen.”

El cierre de año pone en evidencia una tensión entre productividad y bienestar que atraviesa a toda la fuerza laboral.

El camino que elijan las empresas definirá su clima interno y su capacidad de atraer y retener talento.

Redacción ebizLatam
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