Sin cepo: Así se reconfigura el mercado del software en Argentina

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La liberación del cepo cambiario marcó un punto de inflexión histórico para la industria del software argentina. Durante años, las restricciones distorsionaron la competitividad de un sector que, por naturaleza, opera en un entorno virtual donde las fronteras físicas y los impuestos territoriales pierden relevancia. El avance hacia un tipo de cambio unificado y transparente no solo restauró la normalidad necesaria para exportar servicios eficientemente, sino que también abrió la puerta para recuperar el talento que emigró ante las limitaciones del sistema anterior.

La economía del conocimiento ha demostrado su potencial con creces, generando más de u$s 9.000 millones en exportaciones anuales, con cientos de empresas nacionales compitiendo globalmente. Sin embargo, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo obligó a muchas compañías a establecer filiales en el exterior simplemente para sobrevivir, provocando una innecesaria fuga de divisas y valor agregado. Esta normalización representó una oportunidad para diseñar una estrategia integral que incentive a las empresas a operar desde Argentina bajo condiciones claras, previsibles y competitivas.

Para consolidar este cambio, resulta imperativo abordar la problemática de los impuestos distorsivos que afectan al sector. Cargas como el Impuesto al Cheque a nivel nacional y los Ingresos Brutos provinciales erosionaron la competitividad internacional de nuestras empresas. Su eliminación o reducción permitiría operar con mayor eficiencia, invertir en innovación y talento, y competir en igualdad de condiciones con empresas de otros países.

La reactivación exportadora impactará directamente en el ingreso de divisas y en la generación de empleo de calidad. El sector tecnológico ofrece salarios superiores a la media nacional, incluso para perfiles junior que superan ampliamente el umbral de pobreza, mientras que un desarrollador experimentado puede alcanzar ingresos equivalentes a múltiples canastas básicas. Esto convirtió al software en un verdadero motor de movilidad social ascendente. Adicionalmente, la naturaleza remota del trabajo permite que el talento permanezca en su lugar de origen, fortaleciendo las economías regionales.

En 2024, los salarios en dólares comenzaron a alinearse con los valores internacionales, planteando un nuevo desafío: ya no basta competir por precio, sino por calidad, especialización y capacidad innovadora. Las empresas deberán destacarse por el valor agregado de sus productos y servicios, lo que exige formar talento con mayor profundidad y compromiso. «Debemos desalentar discursos simplistas que prometen grandes remuneraciones tras cursos breves, cuando el mercado demanda una preparación seria y sostenida,» expresó Sergio Candelo.

Este es el momento ideal para federalizar el talento argentino. Contamos con una robusta red de universidades, clústeres y polos tecnológicos distribuidos

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