La irrupción de cada vez más emprendedores y startups a nivel local e internacional aumenta los espacios para potenciar su desarrollo y crear estrategias para definir ideas de negocio.
Una de ellas es el venture builder, que aparece como una buena alternativa para ser un “vehículo de startups”.
El venture builder, también conocido como “company builder” o “fábrica de startups”, es una estrategia de innovación corporativa para crear y desarrollar nuevas empresas desde cero.
La idea es formar proyectos propios en base a negocios que han tenido éxito para replicarlos de la mano de emprendedores con talento.
A diferencia de las incubadoras y aceleradoras, que apoyan a startups ya existentes, este formato identifica ideas de negocio con potencial, para validarlas en el mercado y formar equipos para llevarlas a cabo.
Por ello, suele proporcionar recursos como oficinas y servicios jurídicos, administrativos o técnicos, siempre pensando en criterios como el alineamiento con la estrategia de la compañía y la disponibilidad de recursos y capacidades.
Este camino permite lograr un mayor alcance y variedad en cuanto a emprendimiento, con empresas que debieran tener un capacidad importante de marketing digital o ser parte incluso de su propuesta de valor, para explorar soluciones que se puedan destinar a mejorar la operación de empresas a través de herramientas de transformación digital e inteligencia artificial, siempre pensando en una estrategia rápida de crecimiento.
Hacer la diferencia entre un éxito momentáneo y el crecimiento sostenible es una necesidad para una startup que quiere crecer y seguir desarrollándose.
El venture building puede transformarse en una estrategia de innovación que permita signifique una herramienta alternativa para abordar oportunidades de innovación, así como poner en valor los activos de la empresa.