La inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser una novedad a convertirse en una herramienta común en el ámbito universitario.
Una encuesta realizada por la Red de Trabajo Docente Internacional, organizada por la Universidad Autónoma de Santa Ana, en El Salvador, muestra que el 54,3% de los docentes ya utiliza IA en el diseño de propuestas de enseñanza.
“Docentes y estudiantes la utilizan tanto para tareas personales como pedagógicas. Sin embargo, la irrupción de esta tecnología plantea la necesidad urgente de repensar los procesos de enseñanza y aprendizaje”, explicó Mariana Gild, secretaria académica del Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina (IUDPT) e integrante de esta red.
La encuesta también refleja que el uso de IA ha dejado de ser mayormente exploratorio, ya que el 97% de los encuestados cree que sus estudiantes emplean herramientas como ChatGPT para resolver trabajos prácticos. Esto plantea la necesidad de replantear las evaluaciones y asegurar la integridad académica, señala Gild.
Este cambio en el uso de la IA plantea desafíos, entre ellos la posible “dependencia intelectual” de estas herramientas. Aunque la preocupación por el plagio ha disminuido, se observa una falta de reflexión crítica y de habilidades de estudio independiente.
“La pregunta ya no es cómo evitar que los estudiantes usen IA, sino cómo integrarla de manera responsable”, comentó la especialista.
Para Gild, es relevante que más de la mitad de los docentes universitarios ya empleen IA en sus métodos de enseñanza, viendo esta tecnología como un “copiloto”.
Según agregó, “la IA debe ser vista más como un apoyo que como una amenaza, y es necesario preparar a los estudiantes no sólo para usar estas herramientas, sino para comprender su funcionamiento y desarrollarse en un mundo donde la IA es parte fundamental”.
No obstante, la incorporación de la IA en la educación también presenta desafíos pedagógicos. ¿Cómo diseñar evaluaciones significativas cuando el acceso a la información es inmediato? ¿Es relevante seguir pidiendo a los estudiantes tareas basadas en la memorización de datos?
La clave, según Gild, es promover estrategias innovadoras, como el uso de IA para la investigación en clase y la creación colaborativa de contenidos.
Además, sugiere utilizar la IA para que los alumnos comparen producciones humanas con automáticas, transformándola en una herramienta de aprendizaje activo.
La idea es que los estudiantes no sólo reciban información, sino que la cuestionen y produzcan nuevo conocimiento.
A pesar de estos cambios, el rol esencial del docente sigue siendo fundamental: guiar en el desarrollo del pensamiento crítico y creativo.
“Enseñar en tiempos de IA implica abandonar prácticas obsoletas y encontrar nuevas formas de conectar a los estudiantes con los conocimientos necesarios para su futuro profesional”, observó.
La educación superior se encuentra en un momento crucial de transformación. La IA representa una oportunidad para que las universidades revisen sus métodos y preparen a los estudiantes para un mundo cambiante.
“Al final, el verdadero desafío es mantener viva la esencia humana de la enseñanza: fomentar la creatividad, la imaginación y la reflexión en cada aula”, concluyó Gild.
