En el ámbito empresarial, el próximo año promete ser decisivo. Según Douglas Wallace, gerente de ventas de Distrito para América Latina y el Caribe en Pure Storage, la inversión pública acumulada durante 2024, un año marcado por elecciones en varios países, podría desatarse en 2025.
“Hay una demanda acumulada de gasto en muchos sectores que veremos realizada en 2025. Los nuevos gobiernos buscarán equilibrar la inversión en infraestructura y la atracción de capital privado, al mismo tiempo que abordan la deuda global”, explicó Wallace.
En el área tecnológica, se prevé una selección más estricta en los proyectos de inteligencia artificial (IA).
A dos años del auge generado por herramientas como ChatGPT, las organizaciones serán más cautelosas en sus inversiones, priorizando el retorno de inversión (ROI).
“Muchas organizaciones no podrán justificar nuevas inversiones cuando los proyectos actuales de IA no han cumplido con las expectativas”, señaló el especialista.
Además, tecnologías como la generación mejorada por recuperación (Retrieval-Augmented Generation, RAG) ganarán protagonismo por su capacidad de personalización y precisión, mitigando errores comunes en modelos no optimizados.
En cuanto a sostenibilidad, Wallace advierte que la creciente demanda de recursos para soportar la IA y los centros de datos podría poner en riesgo los objetivos ambientales.
“Las empresas deberán reevaluar su consumo energético para equilibrar la innovación con la sostenibilidad”, agregó.
Por otro lado, la adopción de la nube también enfrenta un punto de inflexión. Factores como costos, restricciones geográficas y regulaciones más estrictas (como la Ley de Resiliencia Operativa Digital (DORA), que entrará en vigor en 2025) están impulsando a las organizaciones a reconsiderar sus estrategias.
“2025 será un año crucial para determinar si las empresas permanecen con lo conocido o adoptan alternativas que satisfagan sus necesidades sin comprometer sus objetivos de negocio”, concluyó Wallace.