Las empresas están invirtiendo en formación y desarrollo para asegurarse de que sus colaboradores puedan aprovechar al máximo las capacidades de la IA, así lo muestran ejemplos como Deloitte, Wipro o Accenture, con el anuncio de inmensas inversiones en programas que fomentan la formación y conocimiento en IA.
Existe acuerdo que los profesionales de menos de 35 años están bien posicionados para abrazar estos cambios.
Crecieron en una era digital, lo que les permite adaptarse más rápidamente al uso de estas nuevas herramientas y tecnologías, aprovechando las oportunidades que entrega esta transformación.
No obstante, es importante que las empresas de manera constante implementen programas de capacitación continua y talleres de innovación para mantener a sus equipos a la vanguardia de las tendencias tecnológicas.
En efecto, las expectativas de los nuevos profesionales respecto de la IA son altas, y las empresas deben responder con estrategias proactivas.
La preparación comienza con entrenamiento. Es por eso que hay que implementar programas internos que enseñen a los equipos no solo a utilizar herramientas de IA, sino también a comprender su potencial, cómo aplicarla y sacarle el inmenso provecho que tiene.
Es crucial que las empresas a nivel país inviertan en infraestructura tecnológica y fomenten una cultura de innovación, estableciendo alianzas estratégicas para facilitar la integración de IA en sus operaciones diarias.
Al hacerlo, no solo mejorarán la eficiencia y la calidad del trabajo, sino también atraerán y retendrán a los mejores talentos jóvenes que buscan entornos laborales modernos y tecnológicamente avanzados.
Los jóvenes enfrentan varios desafíos al ingresar al mundo laboral en la era de la IA. Uno de los principales es la necesidad de adquirir y mantener habilidades técnicas avanzadas en un entorno que cambia rápidamente.
Otro es la competencia en un mercado laboral globalizado, donde la IA facilita la automatización de tareas rutinarias, lo que aumenta la demanda de habilidades avanzadas y creativas.
Los jóvenes deben navegar por un panorama ético complejo, donde el uso de IA plantea preguntas respecto de la privacidad, sesgos y el impacto social que aún no están resueltos en el día a día.
La integración de IA en el trabajo, por último, requiere un cambio en la mentalidad hacia una colaboración hombre-máquina. Los jóvenes, e incluso quienes ya no lo son tanto, deben aprender a trabajar junto a sistemas de IA, utilizando su capacidad para potenciar sus propias habilidades y no verlos como una amenaza a sus puestos de trabajo.