Chile registró 27.600 millones de intentos de ciberataques el año pasado, según FortiGuard Labs, reflejando un incremento impulsado por el uso de la inteligencia artificial.
Este año, las cifras persisten y el país encabeza, después de Brasil, la lista de las naciones de la región más ciberamenazadas.
La buena noticia es que la gran empresa se encuentra preparada e informada respecto de los alcances y peligros que representa el ciberespacio.
Asimismo, el Estado de Chile ocupó el lugar 21 en el índice NCSI, que mide la preparación para enfrentar amenazas cibernéticas en más de 100 países.
De Latinoamérica, el país se ubicó mejor que sus pares, cumpliendo con un 83% de los componentes del National Cyber Security Index.
Lo preocupante es la pequeña y mediana empresa (pyme). De acuerdo con el Monitor de Compliance Empresarial, realizado por la CCS y Defontana, la brecha en ciberseguridad de este sector fue alarmante: apenas el 36% de las más de 400 firmas de la muestra tenía conocimiento de la Ley Marco de Ciberseguridad, lo que implicó un desequilibrio significativo en la preparación empresarial ante riesgos digitales emergentes.
Peor aún, las microempresas apenas alcanzaron un conocimiento cercano al 30%.
En el mes de la ciberseguridad, la concientización acerca de la relevancia del cumplimiento y de las medidas necesarias para superar esta brecha se volvió del todo urgente, sobre todo en un sector que es clave para la economía y la creación de empleo, pero que evidencia importantes restricciones de recursos que limitan su capacidad de actualización.
Para una empresa pequeña, un ciberataque puede ser la causa de su quiebra. En efecto, como señalaba la National Cyber Security Alliance, el 60% de las pymes cerraba a los seis meses de haber sido atacada.
Por lo mismo, construir una cultura de ciberseguridad en este sector es fundamental, para asumirla como parte de una estrategia empresarial con formación permanente y acceso a medidas técnicas adecuadas.
Aquí tenemos el gran reto de involucrar a la pyme y micropyme en la discusión en torno a la ciberseguridad, no solo en términos de conocimientos, sino también en cuanto a capacitación, estrategias y herramientas para afrontar esta práctica sostenida y maliciosa.
Aunar esfuerzos públicos, privados y académicos sigue siendo la clave para fortalecer al eslabón más débil.


 
                                    