Chile se encuentra en un momento clave para su desarrollo económico y tecnológico. La industria de los data centers proyecta una inversión superior a los u$s 2.500 millones en los próximos años, con casi 30 nuevas instalaciones en carpeta.
En paralelo, la inauguración del Parque Eólico Horizonte de Colbún –el más grande de Chile y el segundo de Latinoamérica– inyectará cerca del 6% de la capacidad total del sistema eléctrico nacional con energía limpia.
Ambos hitos no son aislados, sino parte de un sistema de infraestructura estratégica que puede posicionar al país como un polo de atracción para inversiones globales en tecnología y digitalización.
Energía y datos: una dupla estratégica
El desafío es claro: ¿cómo lograr que esta infraestructura, esencial para la competitividad nacional, se traduzca en desarrollo económico y bienestar para las comunidades?
La respuesta está en entender que “sin energía renovable y abundante, y sin data centers de clase mundial, no es posible sostener el crecimiento de industrias intensivas en datos como la inteligencia artificial (IA), el cloud computing o la automatización”.
Estos sectores lideran hoy la inversión global y requieren certezas para instalarse y crecer.
Las cifras lo confirman. La Agencia Internacional de Energía proyectó que la demanda eléctrica mundial de centros de datos e IA aumentará un 75% al 2026.
Esta presión energética hace que países con capacidad para generar energía limpia a gran escala se transformen en destinos prioritarios para nuevos inversores.
Chile tiene esa ventaja: además de estabilidad política, económica y regulatoria, cuenta con condiciones naturales y proyectos como Horizonte, que permiten mirar con optimismo hacia el futuro.
Un hub digital con sello sustentable
Esta coyuntura presenta una oportunidad única para que Chile se transforme en un verdadero hub digital de nivel mundial, apalancado en inversiones en infraestructura sustentable.
En ese camino, el reciente Plan Nacional de Data Centers impulsado por el Gobierno representa un paso clave para consolidar una estrategia país, atraer nuevas inversiones y asegurar la infraestructura crítica para el desarrollo económico y tecnológico.
Desde ACTI A.G., vemos que esta convergencia entre infraestructura digital y energética no solo habilita la transformación tecnológica de Chile, sino que también actúa como motor de dinamización de las economías locales.
La iniciativa de Colbún generó más de 1.200 empleos, promovió la formación de capital humano en energías renovables y abrió oportunidades para proveedores regionales.
Lo mismo ocurre con los data centers, que demandan talento especializado y potencian el desarrollo de ecosistemas tecnológicos donde se instalan.
Momento de actuar
El mundo público y privado deben fortalecer y acelerar estas inversiones clave para que “Chile no solo sea consumidor de tecnología, sino también un país capaz de ofrecer la infraestructura y las condiciones habilitantes para competir con las principales economías desarrolladas”.
Hoy tenemos una oportunidad histórica de consolidar una base económica robusta, capaz de atraer nuevas industrias y generar empleo de calidad en nuestras comunidades.
No dejemos pasar esta oportunidad.
