La confianza ya no se gana sólo con procedimientos. En un entorno empresarial cada vez más complejo, los equipos de auditoría enfrentan un dilema silencioso: cómo sostener su credibilidad mientras el negocio acelera, se transforma y espera más.
“El auditor ya no puede limitarse a verificar, necesita acompañar, pensar con el negocio, aportar mirada estratégica”, plantea Cecilia Russo, fundadora de CR Equipo + Humano.
Para ella, el cambio en el mindset del auditor no es una elección, es una condición de supervivencia.
Los datos lo confirman. Según una reciente encuesta impulsada por su consultora a líderes del área en LinkedIn, el 53% identificó la motivación de los equipos como el principal desafío de su gestión.
Le siguieron la atracción y retención de talento. Pero esas dificultades internas no son aisladas: están directamente relacionadas con una transformación estructural del rol de auditoría, que comienza a abandonar su clásico lugar de «assurance» para posicionarse en el terreno más desafiante –y con más impacto– del advisory.
Ese tránsito exige algo más que capacitación técnica. Exige una redefinición cultural. En palabras de Russo: “la auditoría dejó de ser un área que observa desde afuera. Hoy debe estar integrada a la estrategia, entender los riesgos en tiempo real y aportar valor al Board”.
Esta visión se alinea con lo planteado en el informe “Visión 2035” de la Internal Audit Foundation, elaborado a partir de entrevistas a 7.000 líderes, gerentes y C-levels durante doce meses de investigación entre mayo de 2023 y mayo de 2024.
Allí se enumeraron las prioridades que deberán guiar a los líderes de auditoría en la próxima década: abrazar la tecnología, integrar analítica de datos en la toma de decisiones, incorporar inteligencia artificial, anticiparse a nuevos riesgos, ampliar el alcance de la función, alinear auditoría con la estrategia del negocio y construir un pipeline sólido de talentos.
En esa lista, la inteligencia artificial dejó de ser promesa para convertirse en actor central. Según un estudio de Deloitte, la IA pasó a ocupar un rol clave en la detección temprana de riesgos, la automatización de tareas repetitivas y el análisis de grandes volúmenes de datos.
En lugar de reemplazar al auditor, lo potencia. Pero para que eso ocurra, la tecnología necesita un entorno organizacional capaz de adaptarse, aprender y moverse con agilidad. “Los equipos no solo deben incorporar herramientas, deben adquirir nuevas competencias, desarrollar pensamiento crítico y aprender a dialogar con la tecnología”, sostiene Russo.
Desde CR + Equipo Humano, la respuesta a este escenario fue el diseño de una propuesta de valor específica para el mundo de la auditoría.
Se trata de un abordaje integral que combina diagnóstico organizacional, desarrollo de liderazgo, formación en habilidades blandas y acompañamiento en la transformación cultural de los equipos.
Lejos de ofrecer capacitaciones estandarizadas, su enfoque parte de una premisa clave: no hay estrategia sin personas que puedan sostenerla.
Uno de los focos de esta propuesta es la transición del rol clásico de auditor hacia el de Strategic Advisor, una figura que, además de conocimientos técnicos, entiende los modelos de negocio, conversa con la estrategia, interpreta el riesgo de manera dinámica y contribuye a la toma de decisiones.
Para lograrlo, CR Equipo + Humano trabaja sobre tres ejes: cambio de mindset, upskilling (desarrollo de nuevas competencias) y pipeline de talentos.
El primero apunta a reemplazar el paradigma del control por el de la colaboración y la anticipación.
El segundo promueve habilidades como innovación, adaptabilidad, confianza y flexibilidad, propias de lo que se conoce como “growth mindset”.
Y el tercero busca construir estructuras sostenibles de equipos que puedan garantizar continuidad, evolución y diversidad de pensamiento.
“El auditor que necesitamos no solo domina procedimientos:conoce el negocio, cuestiona supuestos, se involucra con los objetivos de la organización y se anima a liderar conversaciones difíciles”, enfatiza Russo.
En ese sentido, destaca que uno de los principales errores que se repiten en muchas organizaciones es seguir promoviendo perfiles eminentemente técnicos, sin trabajar en sus habilidades de comunicación, su capacidad de negociación o su comprensión del entorno.
Ese desfase termina generando consecuencias que van más allá del clima interno. La falta de visión estratégica en los equipos de auditoría puede derivar en controles que no agregan valor, reportes que no conversan con las prioridades del negocio y riesgos que se detectan demasiado tarde.
Por eso, otro de los pilares de la consultora radica en trabajar con los líderes del área sobre su rol como estrategas y desarrolladores de equipos del futuro, tal como lo propone el modelo de Dave Ulrich.
En esa línea, la intervención de CR Equipo + Humano combina espacios de formación, coaching ejecutivo, diseño de planes de sucesión y alineación con el resto de las áreas del negocio.
La evolución del auditor, sin embargo, no es solamente una necesidad interna. También responde a una presión externa cada vez más intensa. La pregunta ya no es solo si las auditorías son efectivas, sino quién audita al auditor. En ese marco, contar con equipos capaces de operar con independencia, pensamiento crítico y sensibilidad ética se vuelve indispensable.
Con más de dos décadas de experiencia en la línea y en consultoría organizacional, Russo acompaña a compañías de diversos sectores en procesos de cambio cultural, desarrollo de liderazgos y transformación de equipos.
Su consultora, CR + Equipo Humano, se especializa en trabajar con áreas críticas del negocio que necesitan adaptarse a nuevos contextos sin perder su esencia. La auditoría, con sus tensiones entre control y confianza, procedimiento y propósito, es hoy uno de esos focos.
“Es momento de dejar de pensar la auditoría como un apéndice del negocio. Tiene que estar en el centro de la conversación”, concluye.