Lo que hace pocos años parecía una tendencia de nicho hoy se consolida como una alternativa global.
En países donde la inflación y las restricciones al dólar erosionan el poder adquisitivo, la adopción de stablecoins gana terreno entre freelancers y profesionales independientes.
“Queremos que cada proyecto valga lo mismo el día que lo cobramos que el día que lo facturamos”, explicó Sebastián Siseles, CEO de Vesseo.
La empresa anunció recientemente un acuerdo con Moneygram para que los usuarios puedan convertir sus saldos en efectivo en cualquier parte del mundo.
“Para muchos, el valor ya no está en el número, sino en que ese número no se deprecie en el camino”, agregó.
Las stablecoins —como USDT o USDC, que mantienen su valor atado al dólar— ofrecen estabilidad y la posibilidad de realizar transferencias internacionales en minutos, con comisiones más bajas que las de los bancos o plataformas tradicionales.
Su facilidad de uso también impulsa su adopción: basta una billetera digital para operar sin fronteras y recibir pagos globales, sin necesidad de cuenta bancaria.
Según el informe State of Freelance Work 2025, el 85% de los freelancers encuestados reportó retrasos en los pagos, y más del 21% afirmó cobrar tarde —o nunca— en más de la mitad de los casos.
En ese contexto, las stablecoins ofrecen una salida práctica: cobran de manera inmediata, evitan los costos de conversión y preservan el valor real de los ingresos.
“Para quienes trabajan con clientes internacionales, cada dólar cuenta. Las stablecoins devuelven el control del dinero a las manos del profesional”, comentaron desde Vesseo.
Aun así, persisten desafíos. La regulación todavía es incierta, la conversión a moneda local puede implicar pérdida de valor, y la educación financiera sigue siendo clave para operar con seguridad.
También hay una brecha generacional: mientras los más jóvenes adoptan la tecnología con naturalidad, muchos profesionales mayores aún desconfían del sistema cripto o desconocen cómo comenzar.
“Dentro de cinco años será raro encontrar un freelancer que no cobre todo o al menos una parte importante de su trabajo en monedas digitales estables”, proyectó Siseles.
“No se trata de reemplazar al sistema bancario, sino de hacerlo más eficiente: dejar que el dinero viaje más rápido, con menos intermediarios y más libertad para quien trabaja desde cualquier lugar del mundo”, conclutó el ejecutivo.
En ese camino, los freelancers se consolidan como pioneros en adoptar lo que podría ser el futuro de los pagos globales: un sistema donde la frontera ya no está en los bancos, sino en la velocidad con que uno decide adaptarse.



