El ecosistema emprendedor argentino enfrenta un enemigo interno: el “Síndrome del emprendedor argentino”, ligado a la figura del “hombre orquesta”, que impide a las startups locales alcanzar la escala exponencial y superar los dos años de vida.
Históricamente, la volatilidad económica, la incertidumbre y el acceso limitado al crédito fomentan fundadores que, ante la falta de capital, adoptan múltiples roles —CFO, CMO, COO y vendedor— en una sola persona.
Además, la cultura que idolatra a quienes “la rompen” sin reconocer equipos de apoyo tiene un costo alto: limita la capacidad de escalar. La consecuencia es doble: agotamiento personal y superficialidad operativa. La empresa depende peligrosamente del fundador, quien se convierte en un cuello de botella.
El cuello de botella del crecimiento
El crecimiento sostenido requiere procesos, sistemas y equipos consolidados. Si todo recae en un solo individuo, la empresa se estanca.
Datos del Global Entrepreneurship Monitor y de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA) muestran que más del 70% de los emprendimientos no supera los dos años de vida, con mala gestión y falta de equipos consolidados como causas frecuentes.
Rompiendo la lógica del autoconsumo: el caso the app master
En The App Master (TAM), los fundadores comenzaron a perder oportunidades por saturación, manejando finanzas, RRHH, ventas, calidad y PMO.
La transformación incluyó tres decisiones estratégicas:
- Definición de roles de dirección: repartir finanzas, comercial, PMO, calidad y desarrollo, estableciendo jerarquía clara.
- Construcción de mandos medios: invertir en líderes que absorban tareas operativas y permitan seguimiento de equipos.
- Inversión en procesos: obtener certificaciones ISO 9001 e ISO 27001, estandarizando procedimientos.
Los fundadores realizaron una autoevaluación honesta: qué tareas son estratégicas y qué se puede delegar.
Escalabilidad a través de la tecnología y la metodología
La delegación se apoyó en herramientas y metodologías:
- Metodologías ágiles (Scrum, Kanban) para ordenar el trabajo.
- OKRs para alinear objetivos de la organización.
- Automatización e Inteligencia Artificial (Zapier, Make) para tareas repetitivas, liberando tiempo en ventas, soporte y marketing.
El síndrome del emprendedor argentino refleja resiliencia forzada, pero es insostenible.
Superarlo requiere abandonar la autoexigencia heroica e invertir en procesos, sistemas y personas capaces, asegurando crecimiento sostenido para las startups locales.
