La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo la forma en que las empresas y los países obtienen ventajas competitivas en una economía globalizada.
En regiones con baja inversión en educación e I+D, la IA puede —al menos temporalmente— nivelar la cancha, permitiendo a América Latina mejorar la eficiencia de sus industrias críticas.
Sin embargo, la falta de infraestructura local para ejecutar modelos de IA de manera eficiente y segura es un desafío clave que debe resolverse con urgencia.
Mientras la demanda por IA crece, la mayoría de los modelos utilizados en Latinoamérica dependen de infraestructura cloud global, lo que genera altos costos, latencias que afectan la respuesta en tiempo real y riesgos en privacidad y soberanía digital.
Sin una estrategia de autonomía tecnológica, la región seguirá dependiendo de terceros para procesar datos sensibles y desarrollar innovación local.
El contexto global y la falta de inversión en la región
La necesidad de abordar esta problemática es evidente al analizar el contexto global. Estados Unidos planea invertir 500.000 millones de dólares en IA en los próximos años, mientras que la Unión Europea ha comprometido más de 300.000 millones de euros.
En contraste, Latinoamérica aún no cuenta con una estrategia de inversión sólida que garantice su competitividad en la revolución tecnológica.
El panorama regional es diverso. Si bien ningún país latinoamericano figura en el Top 30 del Global AI Vibrancy Ranking (de la Universidad de Stanford), Chile, Brasil y Uruguay lideran el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2024) en infraestructura y gobernanza digital.
Chile, por ejemplo, ha planteado en su Plan Nacional de Datacenters la construcción de capacidad de cómputo para IA.
En contraste, México ha avanzado en investigación y adopción, pero enfrenta deficiencias regulatorias, mientras que Perú cuenta con un marco normativo estable, aunque necesita fortalecer su capacidad de innovación.
Infraestructura local: clave para la competitividad en IA
Un informe de MIT Technology Review Insights revela que el 59% de las empresas identifican la gobernanza, privacidad y protección de datos como su principal desafío en IA, seguido por la calidad y actualidad de la información (53%) y su integración (48%).
Además, solo el 13% de las compañías a nivel mundial se considera realmente preparada para operar en la nube, evidenciando una brecha tecnológica que limita la escalabilidad y eficiencia en la región.
Para reducir estas brechas, Latinoamérica debe invertir en infraestructura de cómputo que asegure autonomía y control sobre sus datos estratégicos. Aquí es donde los clouds locales juegan un papel fundamental.
A diferencia de las nubes públicas, las privadas permiten procesar modelos de IA con mayor eficiencia, menor latencia y mejores estándares de seguridad, elementos esenciales para sectores críticos como salud, finanzas y gestión pública.
Entre los principales beneficios de los clouds locales en IA destacan:
- Soberanía digital: permite a los países y empresas mantener control sobre datos sensibles sin depender de infraestructuras extranjeras.
- Menor latencia: procesamiento de IA más rápido y eficiente, clave para aplicaciones que requieren respuesta en tiempo real.
- Reducción de costos a largo plazo: evita la dependencia de nubes públicas globales, que pueden encarecer la operación de modelos de IA.
- Seguridad y cumplimiento normativo: asegura que los datos procesados cumplan con las regulaciones locales y protejan la privacidad de ciudadanos y empresas.
Regulación e inversión: la clave para el desarrollo de la IA en la región
La gobernanza digital será un factor determinante. Los países de América Latina deben establecer marcos regulatorios que equilibren seguridad y competitividad, garantizando la privacidad de los datos sin frenar la innovación.
Chile ya ha dado pasos en esta dirección con un proyecto legislativo alineado con la normativa europea, sentando un precedente para la región.
Como ha ocurrido con otras tecnologías que han transformado la economía, la clave para que Latinoamérica no quede rezagada es el desarrollo de habilidades técnicas.
Hoy, cualquier empresa latinoamericana tiene acceso a la misma información que una europea o norteamericana, pero las diferencias están en las políticas de inversión.
Si Latinoamérica aspira a ser un actor relevante en la revolución de la IA, debe:
- Invertir en infraestructura local.
- Establecer regulaciones inteligentes.
- Priorizar el avance de capacidades tecnológicas propias.
Las decisiones que se tomen hoy definirán si la región será protagonista de esta transformación o si, una vez más, observará desde la distancia, dependiendo de soluciones extranjeras para su desarrollo digital.