Tras su reciente aprobación, la Ley de Transferencia de Tecnología y Conocimiento se posiciona en el centro de las expectativas del sector académico y empresarial, mientras avanza en el Senado.
Esta normativa busca agilizar el traspaso de avances científicos desde las instituciones de educación superior (IES) hacia la industria, fomentando la creación de Empresas de Base Científico-Tecnológica (EBCT) y estableciendo un Repositorio Nacional de Conocimiento.
Chile, que actualmente invierte solo el 0,36% de su PIB en I+D, se encuentra muy por debajo del promedio del 2,7% de los países de la OCDE.
En este contexto, la ley ha sido ampliamente respaldada por quienes ven en ella una solución para impulsar la innovación y el crecimiento económico.
Según Luz María García, gerenta General de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información (ACTI A.G.) “Sin duda, esta Ley abre oportunidades para transformar descubrimientos académicos en productos y servicios valiosos que beneficien tanto a la sociedad como a la industria”.
La ley tiene como principal objetivo promover la creación de Empresas de Base Científico-Tecnológica (EBCT) mediante la eliminación de barreras que limiten la participación de las universidades en el sector privado.
Además, propone la implementación de un Repositorio Nacional de Conocimiento, que garantizará el acceso a los resultados de investigaciones financiadas con recursos públicos, promoviendo así la ciencia abierta y la colaboración entre instituciones.
Otro aspecto clave es el fortalecimiento de la propiedad intelectual, que permitirá a los investigadores optar por patentar sus descubrimientos o liberarlos al dominio público, asegurando que los avances financiados con recursos públicos tengan un impacto real.
Este mecanismo busca evitar la pérdida de hallazgos valiosos y garantizar que las investigaciones contribuyan a soluciones concretas y trasciendan.
Asimismo, la ley refuerza la cooperación entre el ámbito académico y el sector privado, creando un ecosistema donde las innovaciones tecnológicas puedan integrarse eficientemente en el mercado, mejorando la competitividad del país y potenciando su desarrollo económico.
“El fortalecimiento de la propiedad intelectual y la colaboración entre academia e industria no solo protegerá los avances científicos, sino que también incentivará la creación de startups tecnológicas, atrayendo inversión extranjera y aumentando la competitividad global de Chile en sectores estratégicos como la biotecnología y la inteligencia artificial”, agregó García.
Con la ley a la espera de su votación final en el Senado, crecen las expectativas de que Chile dé un paso firme hacia la consolidación de un ecosistema de innovación más dinámico y competitivo.
De ser ratificada, la ley facilitará que los avances científicos lleguen a sectores productivos diversos, permitiendo que las pequeñas y medianas empresas accedan a tecnologías desarrolladas en el país, lo que impulsará el crecimiento y desarrollo.