Las empresas en Perú, Costa Rica y Ecuador están fortaleciendo sus programas de compliance para garantizar no solo el cumplimiento normativo, sino también la creación de una cultura empresarial ética y transparente. María Laura Scagnolari, Compliance Officer de OCP TECH, comparte las claves para construir un modelo de compliance robusto y efectivo, y los desafíos específicos en cada país.
En el dinámico y complejo entorno empresarial de América Latina, cumplir con las normativas legales es apenas el primer paso hacia el éxito. En Perú, Costa Rica y Ecuador, las empresas están reconociendo que un enfoque superficial del compliance no es suficiente; es crucial implementar programas que sean no solo fuertes, sino también efectivos.
Según un informe reciente de la consultora global KPMG, la adopción de prácticas de compliance está creciendo rápidamente en estos tres países, impulsada por la necesidad de mejorar la gobernanza corporativa y mitigar los riesgos inherentes a las operaciones en mercados emergentes.
“El compliance se ha convertido en un pilar estratégico para las empresas que operan en entornos regulados como los de Perú, Costa Rica y Ecuador“, explicó Scagnolari.
“La clave es asegurarse de que las principales áreas de riesgo estén cubiertas de manera adecuada por el programa de compliance, lo que no solo protege a la empresa sino que también genera confianza entre los clientes y socios comerciales“, agregó.
La identificación de áreas de riesgo es el primer paso crítico en el diseño de un programa de compliance efectivo. En Perú, por ejemplo, la implementación de la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas ha obligado a las empresas a mapear con mayor precisión los riesgos inherentes a sus procesos.
Según Scagnolari, en OCP TECH se ha realizado un mapeo exhaustivo de estos riesgos, abarcando desde cuestiones financieras y regulatorias hasta aspectos relacionados con la integridad ética y la protección de datos. “Nuestro programa de compliance fue diseñado para cubrir todos estos frentes“, agregó. “Este enfoque proactivo no solo protege a la empresa, sino que también eleva los estándares éticos del mercado“.
En Costa Rica, el reto ha sido integrar estos programas dentro de una cultura organizacional que históricamente ha priorizado otros aspectos de la gestión empresarial.
“Aquí hemos visto que la creación de una matriz de riesgos, que involucra a todas las áreas de la empresa y es supervisada por los cargos ejecutivos más altos, ha sido esencial para que las empresas costarricenses se adapten a las exigencias regulatorias crecientes“, señaló Scagnolari.
Este enfoque colaborativo no solo garantiza que todos los departamentos identifiquen y evalúen sus riesgos, sino que también asegura que la estrategia de compliance se mantenga alineada con los cambios operativos y regulatorios.
Alineación con los valores corporativos: un desafío ético
La efectividad del compliance no depende solo de la identificación y gestión de riesgos. Las políticas internas deben estar profundamente alineadas con los valores y propósitos de la organización. En Ecuador, donde la presión regulatoria ha aumentado considerablemente en los últimos años, las empresas están trabajando para asegurar que sus políticas de compliance no solo cumplan con la ley, sino que también reflejen sus valores fundamentales.
“En OCP TECH, hemos trabajado arduamente para garantizar que cada norma y procedimiento esté en sintonía con nuestros principios corporativos“, comentó Scagnolari.
“Este alineamiento no solo fortalece nuestra cultura organizacional, sino que también facilita la implementación de prácticas éticas en todos los niveles de la empresa“, mencionó.
Un aspecto crítico para el éxito del compliance en cualquier organización es la capacitación continua y específica para cada área de la compañía. En Perú, las capacitaciones se han convertido en una herramienta esencial para asegurar el cumplimiento de las normativas. “Realizamos capacitaciones regulares adaptadas a las necesidades específicas de cada área“, explicó Scagnolari.
“Esto asegura que todos los empleados, desde los ejecutivos hasta el personal operativo, estén preparados para actuar conforme a las expectativas de compliance“, dijo.
Costa Rica ha seguido una trayectoria similar, con empresas que invierten en programas de formación que incluyen entrenamientos enfocados en la toma de decisiones éticas y la gestión de riesgos. Este enfoque diferenciado asegura que todos los eslabones de la cadena estén preparados para actuar de manera ética y conforme a la normativa, reduciendo significativamente el riesgo de incumplimientos.
Sistemas de denuncia: fomentando un entorno de transparencia
Finalmente, un programa de compliance robusto debe incluir sistemas de denuncia que garanticen la protección y accesibilidad para empleados y terceras partes. En Ecuador, la implementación de estos sistemas ha sido crucial para detectar y corregir desviaciones antes de que se conviertan en problemas graves. “En OCP TECH, hemos implementado un canal de denuncias accesible, que garantiza la protección del denunciante a través del anonimato, la confidencialidad y la no represalia“, detalló Scagnolari.
“Es esencial que todos los empleados y terceros estén informados sobre la existencia y utilización segura de estos sistemas“, sentenció.
En Costa Rica y Perú, las empresas están siguiendo este ejemplo, adoptando sistemas de denuncia que no solo cumplen con las normativas locales, sino que también promueven una cultura de transparencia y confianza.
Si bien cada país presenta desafíos únicos, las empresas en Perú, Costa Rica y Ecuador están adoptando prácticas de compliance que van más allá del mero cumplimiento normativo. Como concluyó Scagnolari, “Un enfoque integral del compliance no solo protege a la empresa, sino que también contribuye a la creación de una cultura corporativa sólida, ética y transparente. Este es el verdadero valor del compliance en el entorno empresarial actual“.
Las empresas que deseen destacar en estos mercados deben adoptar un enfoque proactivo y estratégico del compliance, asegurándose de que sus programas no solo cumplan con las regulaciones, sino que también reflejen sus valores y se adapten a las particularidades de cada país. Con una gestión de riesgos efectiva, capacitación continua y sistemas de denuncia robustos, el compliance puede convertirse en una ventaja competitiva clave en Perú, Costa Rica y Ecuador.