El sector manufacturero enfrenta una creciente ola de ciberataques. Según un informe de Check Point Research, las empresas del rubro sufren un promedio de 1.585 ataques semanales por organización, un aumento interanual del 30%.
El ransomware continúa siendo la amenaza dominante, provocando pérdidas de cientos de millones de dólares e incluso llevando a la insolvencia a varias compañías.
América Latina y la región de Asia-Pacífico son las más afectadas, con Taiwán registrando un promedio de 5.100 ataques semanales.
Europa, por su parte, experimentó el mayor crecimiento, con seis de los diez países más afectados a nivel global.
Entre los casos recientes destacan Clorox (2023), que perdió u$s 356.000.000 por la interrupción de sus operaciones; Nucor y Sensata Technologies (2025), obligadas a suspender la producción tras brechas de seguridad; y Schumag AG (2024), cuya quiebra fue consecuencia de ataques continuos.
Más allá de las pérdidas financieras, los ataques generan daños a la reputación, incumplimientos contractuales y pérdida de confianza de clientes. Los directivos reconocen que la ciberseguridad ya no es un problema técnico, sino un riesgo estratégico para el negocio.
Cadenas de suministro vulnerables
La interconexión con proveedores y socios convierte a la cadena de suministro en un punto crítico.
Los ciberdelincuentes aprovechan vulnerabilidades en sistemas IoT/OT y venden accesos a redes de fabricación, generando efectos dominó que paralizan industrias enteras.
Impacto geopolítico
Los ciberataques patrocinados por estados buscan robar propiedad intelectual y causar interrupciones estratégicas.
Se han filtrado planos de drones, diseños automotrices y tecnologías de defensa, afectando la competitividad y estabilidad económica de países enteros.
Prioridades ejecutivas
Para enfrentar esta amenaza, los líderes del sector deben adoptar una estrategia basada en resiliencia, protección de la cadena de suministro, defensa proactiva y resguardo de la propiedad intelectual.
El tiempo de inactividad debe considerarse un riesgo de negocio y los planes de continuidad deben probarse con regularidad.
Las ciberamenazas a la manufactura ya no son aleatorias, sino deliberadas y geopolíticas. Invertir en inteligencia, detección avanzada y prevención de pérdida de datos se vuelve esencial.
En una industria donde el tiempo de actividad define la competitividad, la resiliencia es ahora una ventaja estratégica.