Es viernes por la tarde, la micro está llena y la batería del teléfono marca un 15%.
En la pantalla se muestra una notificación.
De inmediato, el corazón late un poco más rápido ¿Y si se apaga antes de llegar a casa? ¿Y si no puedes avisar que vas en camino?
Esa pequeña descarga de ansiedad es hoy una experiencia común entre los chilenos y se llama: nomofobia.
De acuerdo con el estudio más reciente de Nomophobia.com, medio y centro de investigación relacionado a este comportamiento, que entrevistó a más de 3.000 personas en toda Latinoamérica, incluido Chile, un 76% de los encuestados nacionales reconoce haber desarrollado una dependencia hacia su smartphone.
Mientras que un 48% admite sentir ansiedad o incomodidad al quedarse sin batería o conexión.
Redefinición de la vida cotidiana
En un país cada vez más digitalizado, la vida cotidiana se redefine al ritmo de la tecnología.
Los ciudadanos se han adaptado a nuevas formas de comunicarse, trabajar y organizar su día, al punto de que lo que antes era una tarea manual o presencial, hoy depende directamente de un smartphone, convertido casi en una extensión del cuerpo.
«No uso el celular, solo para sacar fotos: hago videollamadas, mando documentos, organizo mi agenda y hasta tengo mis exámenes médicos guardados. No lo uso solo para llamar», comenta Josefa, quien trabaja en el sector oriente de Santiago.
En su reciente artículo ¿No puedes soltar el teléfono? De qué trata la nomofobia, el trastorno que explica el miedo a dejar el celular, el psicólogo Rodrigo Rojas, de la Universidad de Santiago, establece que «la nomofobia refleja cómo las sociedades hiperconectadas generan nuevas formas de dependencia, ya que el teléfono móvil dejó de ser una herramienta y pasó a convertirse en un mediador esencial de la vida social, académica y laboral».
Tiempo de desplazamiento y ansiedad
A esto se suma el tiempo que los chilenos pasan en desplazamiento: dentro de la capital, los viajes diarios pueden alcanzar los 47 minutos, mientras que en zonas rurales pueden extenderse hasta dos horas según las últimas encuestas del Consejo de Desarrollo Urbano.
Según un estudio de la marca vivo Smartphone, realizado a nivel latinoamericano, esta ansiedad se incrementa aún más cuando el trayecto es realizado de noche, siendo la primera preocupación en la mente de los santiaguinos la seguridad durante el trayecto de vuelta a casa.
Recomendaciones para reducir la ansiedad
Reducir la ansiedad por el teléfono no implica desconectarse del todo.
María José Leal, representante de vivo Smartphone, recomienda tomar conciencia del uso activando la función de tiempo de pantalla o bienestar digital, establecer momentos sin teléfono en dormitorio o comedor, identificar si el uso responde a necesidad o aburrimiento, mantener una rutina de sueño apagando dispositivos 30 minutos antes de dormir y revisar la duración de la batería del smartphone para programar momentos de carga.
«Desde vivo Smartphone estamos trabajando fuertemente en entregar a nuestros clientes baterías de larga duración, carga rápida e integraciones de software que permitan incluso llamadas de emergencia sin batería», sentenció Leal.
