En pleno boom de la economía digital, con una adopción masiva de herramientas y capacidades tecnológicas, uno de los componentes vitales de la infraestructura de conectividad son los centros de datos.
En Latinoamérica, Chile ha logrado posicionarse como uno de los países con las capacidades más avanzadas en este sector, un logro que, si bien es destacable, también subraya la urgencia de abordar ciertas debilidades estructurales.
Según el Plan Nacional de Data Centers, el país combina cobertura territorial, velocidad y resiliencia para ser un nodo privilegiado para el procesamiento, resguardo y distribución de datos a escala regional y global.
Esta posición se ve reforzada por la extensa red de fibra óptica, el despliegue de 5G y cables submarinos, dotando al país de capacidades para seguir fortaleciendo servicios distribuidos con baja latencia y expansión de tecnologías emergentes.
“Las capacidades que se han construido en Chile permiten seguir visualizando conexiones estables y rápidas. Sin embargo, en relación a los data centers es importante darnos cuenta que al ser cada vez más dependientes de la economía digital y de lo que está consumiendo la inteligencia artificial (IA), requerimos fortalecer el sistema eléctrico para responder en caso de fallas”, explicó Jaime Castro, hybrid cloud practices manager de Coasin Logicalis.
Esta observación resalta la paradoja de un país avanzado digitalmente que podría ver comprometida su infraestructura crítica si no se moderniza a la par su suministro energético.
Los centros de datos son, por su naturaleza, fundamentales para el almacenamiento y procesamiento de datos públicos y privados, siendo soporte también para servicios digitales, IA y operaciones estatales.
Por lo que su interrupción o destrucción puede afectar gravemente al funcionamiento del país, la provisión de servicios básicos, el orden y la seguridad pública, y la vida de las personas.
Modernizar la red eléctrica
Es un hecho ineludible: el país necesitará una capacidad energética significativamente mayor para responder a la creciente demanda que se vislumbra. En ese sentido, Castro plantea la necesidad de tener otro sistema paralelo que actúe como respaldo en caso de emergencias.
“Teniendo en cuenta que la concentración de centros de datos en Chile está alojada en un 95% en la región metropolitana, es urgente avanzar en la modernización de la red eléctrica aumentando la cantidad de proveedores. En el caso de los data centers, sería crítico que puedan contar con dos proveedores de energía eléctrica para actuar frente a la indisponibilidad que puedan surgir en situaciones catastróficas”, detalló Castro.
Esta diversificación de fuentes y redundancia no solo optimizaría la fiabilidad, sino que también mitigaría los riesgos asociados a eventos imprevistos, como desastres naturales o fallas técnicas mayores como el apagón de este año.
Mirando hacia el futuro, en el corto plazo la inteligencia artificial requerirá mayor capacidad de cómputo, generando más consumo eléctrico. Por lo que analizar cómo se va a soportar ese consumo es crítico.
“Pese a que Chile todavía está en un estadio bajo en el uso de IA, poco a poco la industrias irán necesitando más procesamiento y entrenamiento de los modelos. Y eso generará calor que requerirá más capacidad de refrigeración o nuevas tecnologías de refrigeración”, sentenció Castro.
Con lo anterior, el futuro digital de Chile dependerá intrínsecamente de su capacidad para asegurar una infraestructura energética robusta, resiliente y preparada para las exigencias de la próxima era tecnológica.
